viernes, 11 de abril de 2025

Cartas a mi marido

 Y así arranqué un día: a decirte mi marido. Lástima que ese día llegó años más tarde. Y así arranque un día: a escribirte por primera vez no una, sino una serie de cartas para sacar todo lo que tengo dentro. Para decirte gracias. Perdón y gracias. Para poder dejar de tenerte anclado en mis pensamientos. Porque como alguna vez escuché por ahí, las emociones y los sentimientos son efímeros. En un momento llegan y en otro se van. Pero lo que perdura es el pensamiento. Es volver después de un viaje ahogada en tristeza. Por qué es algo que no se va? Que no se me va? La tristeza. Estoy hundida, engullida en la más profunda de las tristezas que no importa cuando bracee no puedo salir. Y ahí estoy, anclada. Y ahí te tengo, anclado. Hay gente que me mira y dice: que valiente. Otros: que boluda. Y yo estoy ahí que no puedo ni mirarme. No puedo verme en el espejo porque no me lo merezco. No merezco nada en esta vida que todo me dio (a vos ni más ni menos), para que yo lo deje ir. Días como hoy te extraño hasta llorar, hasta doler. Pero lo gracioso es que siempre duele. O es vacío o es dolor, nunca otra cosa. Días como hoy me quiero quedar abajo de la frazada y no tener que enfrentar la realidad. La realidad de mi soledad, mi total y absoluta soledad. Ya no se por qué te escribo. Solo necesito sacar todas las palabras que están adentro mío. Vomitar todos los sentimientos hasta que solo quede vacío. Porque es más fácil con el vacío que con el dolor. El afilado sufrimiento que se asoma ni bien suena la alarma y se acrecenta cuando baja el sol. Sueño con el momento donde pueda cambiar, sonreír sin pensar. Donde pueda quedarme sola sin llorar. Donde pueda mirar estas cuatro paredes y sentirlas mías. No de paso, no de viaje. Dónde de a poco empiecen a salir unas tímidas raíces de mis plantas y surquen la tierra a mi paso. Donde pueda sentir otra cosa en el cuerpo que no sea una opresión que me aniquila. Quiero ser feliz, pero decírtelo sería egoísta. Quiero verte feliz, aunque eso signifique no tenerme en tu vida. Me da miedo que me hayas desterrado tan fácil, mientras yo me paso los días muriendo. Me da miedo dar un paso para cualquier lado porque eso significaría estar un paso más lejos de vos, de mi, de nosotros. De lo que supimos construir y desarmar. Porque así me siento, a medio armar. Y las piezas que me faltan son todas tuyas, y las que me quedan están todas marcadas.