agarra un cepillo y ponele maquillaje.
Ocultá las heridas para alejar el miedo;
¿Por qué dejaste las llaves arriba de la mesa?
Salí y crea otra realidad.
Padre, en tu mano dejo mi espíritu.
Te lo dejo,
pero ¿Por qué me abandonaron tus ojos?
¿Por qué me abandonaste en tu corazón?
¿Por qué me abandonaste en tus pensamientos?
¿Por qué me abandonaste?
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